Para la mayoría de nosotros, caminar es tan común que lo hacemos automáticamente, aunque caminar sea una actividad muy compleja. Podemos caminar mientras miramos a nuestro alrededor, ajustándonos a la superficie por la que caminamos, hablando con un acompañante, abriéndonos camino y consultando la hora, todo a la vez.
La complejidad de la marcha puede ilustrarse comparándola con el movimiento de una marioneta, dirigiendo las piezas tirando de ciertos hilos mientras se sueltan otros. El hecho de que podamos caminar sin ataduras es realmente asombroso.
A diferencia de los animales cuadrúpedos, que se incorporan inmediatamente después de nacer y enseguida son capaces de moverse junto con la manada, los humanos atraviesan un extenso desarrollo y aprendizaje antes de poder levantarse y moverse. Posteriormente, todavía se necesita un tiempo antes de que el caminar se convierta en algo automático.
En este taller, exploraremos y perfeccionaremos algunos de los elementos de la marcha y daremos a nuestro sistema la oportunidad de reajustar y reorganizar algunos de los patrones habituales que se han formado a lo largo de los años. Dado que no tenemos cuerdas y nos afecta la gravedad, jugaremos con la idea de estar sostenidos por cuerdas vs. tomar conciencia de cómo el suelo nos sostiene y aclararemos el papel de nuestro esqueleto.
Todo esto se hará de una forma lúdica, con un guiño hacia Pinocho, la marioneta que cobra vida y se emociona enormemente cuando descubre que puede caminar «sin ataduras».
Créditos fotográficos
- Foto – © Lital Levy